sábado, 30 de noviembre de 2013

A veces sobran reflejos, y a veces falta valor

Una vez escuché en una canción que  A veces sobran reflejos ,y a veces falta valor. Quizás sea la frase  más acertada que he escuchado jamás.  Andamos con mucho cuidado por esto que llamamos vida para no tropezarnos, para no caernos. Nos excita los imposibles, pero al final siempre terminamos  haciéndolo todo con precaución. Bueno, no generalizo, solo los locos saben lo que es vivir sin miedo.  Pensamos las cosas dos, tres, cuatro veces para asegurarnos de que elegimos lo adecuado, de que aquello que hacemos lo hacemos de la mejor manera. ¿Lanzarse al vacío?¿Actuar sin pensar? Ni locos. Incluso aquellos que dicen moverse por impulsos  se paran a pensar.  Más o menos, pero se paran.

Sabemos perfectamente que todo acto tiene unas consecuencias.  Queremos asegurarnos de que estas sean maravillosas, pero no nos damos cuenta de que todo está demasiado planeado como para que salga perfecto. Como para que salga tan genial como quisiéramos nosotros. Dicen que los mejores momentos son los que no se planean. Igual ocurre en la vida. Vale tener una meta, vale elegir, pero también vale pensar menos con la cabeza y dejar que el corazón elija.

Los miedos los crea la mente.  Y para los miedos, dosis de valor varias veces al día.  Y tengamos siempre presente que hagamos lo que hagamos, ocurra lo que ocurra, si es bueno, tenemos que  disfrutarlo  porque será una magnífica experiencia. Y si es malo, aprendamos de ello. Para crecer hay que tropezarse. No todo en la vida son éxitos, sería demasiado aburrido.

martes, 26 de noviembre de 2013

Runaway

                 ¿Creerías en lo que crees si fueses el único que lo creyera?

    

lunes, 11 de noviembre de 2013

Vueltas de la vida


                         
            "Sé de cosas que se cuentan...vueltas de la vida."

Ojalá ✝



Nada está escrito. No sabemos lo que el mundo se atreverá a apostar con nosotros, jamás imaginaremos el número de copas de más en noches interminables,  ni cuantos días no vividos morirán en atardeceres. Las horas muertas, las páginas en blanco, las carcajadas y las mejillas sonrojeadas de amor en tantos días felices. Dicen que los recuerdos son para aquellos que no pueden recordar, pero me han salvado de tantos momentos... No importa el tiempo, ni el temporal, ni siquiera importan los días no vividos. Siempre estarán ahí. Siempre te devolverán un pedazo de vida que pasó fugaz, y traerán consigo a personas, esas personas que nunca se fueron, y que tímidas se quedaron en ti. Traerán momentos, los mejores, los más maravillosos, efímeros todos, pero llenos de magia; y los peores, también. Hay que escuchar. Hay que escuchar dentro de cada uno de nosotros, y mirarnos el interior tan repleto de emociones pasadas que reflejan lo que fuimos, lo que somos. Ojalá el tiempo no pasara tan veloz, ojalá se aprovecharan mejor los segundos y se vieran más calles con gente, y ojalá el sol no dejará de brillar ni un solo día al mundo. Ojalá las noches fueran sueños, todas ellas, y nuestra imaginación no conociera la cordura. Ojalá el sonreír fuera considerado arte, y el malhumor no estuviera permitido. Pero mis ojalá no cambiarán este mundo, y cuando agote todas mis palabras, el mundo continuará siendo lo que es, desgraciadamente. Y nosotros seguiremos viviendo en él. O mejor dicho, sobreviviendo en él. Curiosas las ganas por querer lo que no conocemos, curiosas las preguntas que surgen en los minutos de silencio. Curiosas las miradas profundas, y curiosa la gente que no necesita hablar para contar historias. Curioso el mundo. 


No sé que planes tiene la vida para mí. Pero ojalá sepa disfrutarlos. Ojalá sepa sacar de ellos lo mejor. Y ojalá me enseñen a vivir un poco más, Un poco más que ayer.