Una vez leí de parte de un gran
escritor que: " Todos los días tienen un momento en el que es posible cambiar
todo lo que nos hace infelices. El instante mágico en el que un sí o un no
pueden cambiar toda nuestra existencia". A partir de ese momento, me di cuenta que la
felicidad solo depende de nosotros. Al
fin y al cabo, es la única cosa sin misterio más maravillosa del mundo, pues se
justifica por sí sola.
Me paso los días soñando, y tengo
una fe ciega en el destino. Empiezo a creer que realmente todo ocurre por algo.
Tengo hambre de futuro. Pero de pronto un día, todo se detiene de golpe y
vuelvo. Pero solo es un día, y un día solo un par de horas. Dicen que todos
tenemos unas gafas de ver la vida, quizá ese día mis gafas amanecieron algo
empañadas. Nunca olvides que las llevas puestas, no te van a salvar de nada, ni
te van a hacer sentir más valiente. Y si algún día consigues quitártelas, ya no
habrá más días empañados. Pero no va a ser demasiado fácil.
Alguien dijo: "Somos la
emoción ante las cosas que ocurren en la vida". Las cosas más reales son
aquellas ante las que nuestra emoción es mayor. Pero, cuidado con las
emociones, ni unas buenas gafas con cristales tintados pueden hacer que no nos
afecten las emociones para bien o para mal. Y recuerda, que nada es demasiado
importarte como para hacerte perder el sueño, ni siquiera las emociones lo son.
Sin embargo la vida podrá ponerse
caprichosa o empañarme algún que otro día, pero jamás podrá hacer que deje de
creer en la magia. La magia de vivir las cosas más simples. La magia de las
risas con magia. La magia de recordar, porque también existen recuerdos que
merecen ser recordados con magia. La magia de saber que, las personas con magia
no necesitan trucos.
Crecer es aprender a despedirte.
Ponerte o quitarte tus gafas de ver la vida y seguir. El momento de marcharte
es aquel en el que para ver las cosas como deseas verlas, tienes que empezar
por cerrar los ojos. La solución no es cerrar los ojos para soñar lo que
deseas, es abrirlos y conseguirlo. Al final de todo esto, nos daremos
sigilosamente cuenta de que estamos hecho de inconstantes ayeres y mañanas, y
que para llegar al mañana, habrá que superar los ayeres.
Hay batallas en la vida en las que merece la pena entrar
aunque tan solo sean para perderlas. Y aunque digan que no estamos hechos para
luchar sino para fluir, nunca podremos evitar luchar por aquello que queremos
tener.
Aun así, recuerda siempre que la vida empieza en viernes, y que los lunes son
menos lunes si sonríes. Que nada se pierde, solo se transforma . Y que hay
muchas canciones que aún no han sido bailadas, y para eso estamos aquí ¿no?
La vida termina siendo lo que
recuerdas y como lo recuerdas para contarlo. Cuando las palabras no pueden
explicar lo sucedido...
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