Catástrofe de infinitas imperfecciones con aires de
recuerdos bellos en días de Domingo. Ilusos de las más soberanas tonterías que viven en cabezas repletas de
sueños que no conocen límites en este mundo. Colapso de montones de
pensamientos, de los más sublimes a los más inútiles, todos y cada uno de
ellos, ninguno se queda fuera de este círculo que ensancha con los besos que
arden aún en las más heladas horas. Si el reloj se parara, seguiríamos flotando
en el tiempo, si el barco se hundiera, seguiríamos flotando en el agua, si tus
descaradas manos cesaran, seguiríamos flotando en el aire. Y si pudiera pedir
hartura, la pediría contigo. Pero si la altura que alcanzamos no nos basta,
volvemos a empezar y dejamos que el escándalo inhumano nos rete. No pienses
en nada. Si vas a pensar en cómo hacer
para hacerlo mejor, te dejo, o si prefieres superarme, inténtalo. Pero, no me
obligues a servirte el café frío sin azúcar, porque si lo haces, la catástrofe
que nos inunda los Domingos se volverá pesadilla. Así que apunta bien esto en
tu lista de cosas a olvidar, y recuerda que la dulzura, en momentos, puede más.
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